Corredera de San Pablo
Antes
de que se instalara la Corte, la noche del 30 de octubre de 1517, el
coche que ocupaban el hombre de negocios y rentista, don Bernardo
Salcedo, y su bella esposa, doña Catalina de Bustamante, se detuvo ante
el número 5 de la Corredera de San Pablo. Al salir de la casa de don
Ignacio, rubio y lampiño, oidor de la Real Chancillería, hermano de don
Bernardo, donde habían pasado la velada, doña Catalina había confiado
discretamente a su marido sentir dolores en los ríñones y, en este
momento, al detenerse bruscamente los caballos ante el portal de su
casa, volvió a aproximar los labios a su oído para comunicarle en un
susurro que también notaba humedad en el nalgatorio. Don Bernardo
Salcedo, poco experto en estas lides, primerizo a sus cuarenta años,
instó al criado Juan Dueñas, que sostenía la portezuela del coche, que
acudiese vivo a casa del doctor Almenara, en la calle de la Cárcava, y
le hiciera saber que la señora de Salcedo estaba indispuesta y requería
su presencia.
Libro
I, I (51)
ISBN: 84-395-9839-4
ISBN: 84-395-9839-4
Miguel Delibes
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